Mercedes
Parra y Nuria Rey, alumnas de Cultura Científica de 1º de Bachillerato,
realizaron para el primer trimestre un trabajo sobre la evolución del ser
humano.
En
esta entrada mostramos el recorrido que realizaron desde el Sahelanthropus
hasta el Homo sapiens.
Como
siempre, Magnolia nos descubre el origen de las palabras que utilizamos para
nombrar a los ancestros de la especie humana.
Veréis como van apareciendo el "ser humano del Chad", el "hombre original de las colinas de Tugen en Kenia", el "mono del suelo", el "mono del sur", "el que vive junto al hombre", el "hombre hábil", el "hombre trabajador", el "hombre que se ha puesto de pie", el "hombre que va por delante", el "hombre de Heidelberg", el "hombre de Neandertal", el "hombre de Rodesia" y el "hombre sabio".
La evolución humana es el proceso de
evolución biológica de la especie humana desde sus
ancestros hasta el estado actual (aunque hay muchas incógnitas todavía por resolver en este tema...). El término humano, en el contexto de evolución,
se refiere a los individuos del Género Homo. Sin embargo, los estudios de la
evolución humana incluyen otros homínidos, como Sahelantropus, Orrorin,
Ardipithecus, Australopithecus y Paranthropus.
Sahelanthropus tchadensis:
primeros posibles homínidos bípedos con una antigüedad de 7 millones de años.
El término
a1´nqrwpoç significa “ser humano” frente al “ser divino” qeóç. El término sahel-
viene del árabe y significa “costa o borde del Sáhara”. Es un término muy
curioso, un compuesto formado por lengua árabe y griega, seguido de un
gentilicio, tchadensis, que hace
referencia al lugar donde se localizaron los restos fósiles, Chad. La terminación
o prefijo -ensis era muy común en latín
para la formación de los gentilicios (por ejemplo: hispalensis > hispalense).
Sahelanthropus tchadensis
Orrorin tugenensis:
antigüedad de 6 millones de años, eran similares a los chimpancés.
Orrorin es el nombre local, en Kenia, de un personaje
mítico, el “hombre original”. Y el adjetivo tugenensis,
con el sufijo del que hemos hablado antes, nos indica su procedencia: las
colinas de Tugen, en Kenia.
Orrorin tugenensis
Ardiphitecus:
antigüedad de entre 5 y 4,5 millones de años. Hallados en Etiopia, según sus
huesos se ha deducido que eran parecidos al chimpancé y bípedos.
El nombre procede de Ardi ("suelo"
en lengua Afar de Etiopía), pithecus ("mono" en griego o2 píqhx, piqh´koç) y ramid ("raíz" también en
lengua Afar). Así que nuestro amigo es el “mono del suelo”.
Ardipithecus
Australophitecus:
apareció en África del este, entre 4 y 2,5 millones de años atrás. Fueron los
primeros homínidos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente
bípedos. Su cerebro rondaba el 35% del tamaño del cerebro del hombre moderno.
Significa
literalmente “mono del sur”. Es un compuesto formado por el adjetivo latino
“australis”, del sur (Austral, Australia) y el término griego para referirse al
mono, píqhx.
Australophitecus
Paranthropus: Descendiente del Australopithecus, caracterizado por una gran robustez de la
mandíbula y los molares, vivieron entre 2,6 y 1,1 millones de años antes del
presente. Tres especies: aethiopicus,
boisei y robustus (este coexistió con el Homo
1 millón de años).
La palabra Paranthropus fue acuñada por Robert Broom en
1938, que encontró fósiles y los clasificó en una nueva especie. Significa
"al lado del hombre", y efectivamente, convivió con los Homo durante 1,5 millones de años. De
nuevo el griego hace su aparición, esta vez aunando el término ser humano con
la preposición pará,
que significa “al lado de, junto a”. Por ejemplo: parafarmacia.
Paranthropus
Homo habilis:
Vivió en África entre
2,5 y 1,5 millones de años atrás. Cráneo más redondo. Foramen magnum ubicado
más hacia el centro. Dedos curvos de pies y manos, lo que
indicaba que aún utilizaban los árboles.
A
partir de aquí entramos en la esfera latina, pues el sustantivo homo, hominis
del latín significa “hombre”. De hecho, del caso acusativo singular “hominem”
deriva nuestra palabra “hombre”. El adjetivo latino habilis, habile es el
tatarabuelo, por así decirlo, de nuestro adjetivo “hábil”.
Homo ergaster:
Vivió en África entre
1,9 y 1,4 millones de años. Cráneo menos robusto. Talla y proporción
del cuerpo similar a la nuestra. El cerebro sufrió un importante
aumento.
Como
ya somos expertos en cómo nombraban al hombre o al ser humano en lenguas
clásicas, nos queda por ver el término “ergaster”. Viene del sustantivo griego e1rgasth´r, e1rgasth<roç que
significa: trabajador, labrador, herrero.
Homo erectus:
Es un homínido
extinto. Vivió entre 1,9 millones de años y
70.000 años antes del presente en Asia. Poseía un fuerte mandíbula sin mentón,
pero de dientes relativamente pequeños. Era robusto y con una talla elevada,
hasta 1,8 metros y probablemente dominaba el fuego.
Erectus
en latín es el participio del verbo “erigo”, estar de pie. Su traducción sería
“el que se ha puesto de pie, levantado”.
Homo erectus
Homo antecessor:
Es una especie extinta
que vivió hace 900.000 años en Europa. El cerebro era más pequeño
que el del ser humano actual. Medía entre 1,60 y 1,80 metros
y el patrón de desarrollo y erupción de los dientes es prácticamente idéntico
al del ser humano actual.
Antecessor,
antecessoris: explorador, sustantivo derivado del verbo antecedo: ir por
delante, abrir la marcha.
Homo antecessor
Homo heidelbergensis:
Vivió en Europa desde
hace más de 600.000 años y perduró hasta hace 200.000. Eran altos, fuertes, de grandes cráneos y
con gran abertura nasal.
Su
nombre deriva de ciudad alemana de Heidelberg. Del sufijo ya no hablamos, que
sois expertos…
Homo heidelbergensis
Homo neanderthalensis:
Vivió en Asia y Europa
desde hace 230.000 hasta 28.000 años atrás. Tenía un tórax ancho y extremidades
cortas, una frente baja e inclinada y no tenia mentón. Su capacidad craneal era comparable
o superior a los hombres modernos.
El comienzo de la historia del hombre de Neandertal es también el inicio de la paleoantropología. En agosto de 1856 fue descubierto en espécimen que luego sería conocido como Neandertal 1. El lugar fue la cueva Feldhofer en una zona encañonada del valle del río Düssel, cerca de Düsseldorf, en la Renania del Norte Westfalia, Alemania, que se llama valle de Neander (en alemán Neandertal), nombrado así en honor del compositor y teólogo Joachim Neander. Si a Neandertal le sumamos nuestro sufijo de cabecera… pues eso...
El comienzo de la historia del hombre de Neandertal es también el inicio de la paleoantropología. En agosto de 1856 fue descubierto en espécimen que luego sería conocido como Neandertal 1. El lugar fue la cueva Feldhofer en una zona encañonada del valle del río Düssel, cerca de Düsseldorf, en la Renania del Norte Westfalia, Alemania, que se llama valle de Neander (en alemán Neandertal), nombrado así en honor del compositor y teólogo Joachim Neander. Si a Neandertal le sumamos nuestro sufijo de cabecera… pues eso...
Homo rhodesiensis:
Descendió del Homo antecessor, vivió en África desde
hace 600.000 hasta 160.000 años antes del presente. Tenía una capacidad craneal relativamente
alta y conserva rasgos comunes a otros homos.
Como
ya sabéis por nuestro sufijo, se trata de restos fósiles encontrados en
Rodesia.
Homo
sapiens: Vive desde hace 200.000 años y perdura en la actualidad.
Posee capacidades que
le permiten abarcar muchos campos. Los Homo sapiens son animales sociales capaces de concebir,
transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos.
Y
por último, el Homo sapiens, el
hombre que sabe o es sabio. Nuestro adjetivo procede, cómo no, del latín. Es
interesante la etimología, pues nuestro adjetivo procede del verbo sapio, que
significa también tener sabor o gusto. Así pues, nuestro sustantivo “sabor”
procede de la misma raíz que “sabio, sabiduría”. Curioso, ¿no?